Análisis de la postura:
El análisis de la postura corporal nos permite
integrar e interpretar esta información e identificar aspectos
específicos, como los efectos de la inercia, la fuerza de gravedad, la
reacción sobre el suelo y la influencia que ejerce sobre la postura. Se
identifican elementos que conducen a reconocer la habilidad del
individuo para mantener una posición corporal, en la cual el cuerpo
responda, como un todo, para generar un ajuste postural estable, en
respuesta a las fuerzas que intentan desequilibrarlo y en beneficio de
las que favorecen este ajuste.
La postura revela la influencia que ejercen la edad, la
constitución, el peso corporal, la actividad física regular, las
vivencias corporales, las emociones, los factores de entorno
socioculturales, la ocupación y en general, las condiciones de salud
física y mental, en la actitud postural que adopta un individuo.
El mantenimiento de las curvas fisiológicas del individuo trae
consigo un incremento de la actividad de los músculos paravertebrales,
los cuales actúan como erectores de la columna vertebral. Los glúteos
controlan la basculación excesiva de la pelvis hacia delante. Los
músculos abdominales y flexores de cadera trabajan sincrónicamente para
equilibrar la acción de los músculos posteriores. Por otra parte, los
flexores y extensores de rodilla y tobillo se oponen de forma
equilibrada para ayudar a preservar la postura.
La postura estática la definimos como la alineación corporal
mantenida de todos sus segmentos en una situación específica de
quietud. Los aspectos estructurales y funcionales que intervienen en la
postura y su control son la integridad y relación de los sistemas
corporales (nervioso, musculoesquelético, visual y vestibular), el
equilibrio muscular, la posición de ciertas articulaciones y el efecto
que causan en la actitud de otras. El equilibrio muscular se entiende
como la activación y desactivación coordinada y sistemática de
acciones musculares con mínimo consumo energético para conservar una
postura estable y responder a demandas corporales de carga o
movimiento. Las alteraciones en el equilibrio del sistema muscular
responsables de los cambios en la postura, más que un proceso
adaptativo, pueden convertirse en un proceso degenerativo activo
progresivo, causando alteración de las capacidades funcionales, que
finalmente conducen a procesos de desgaste de las estructuras óseas.
Las articulaciones que modifican su postura de alineación óptima
repercuten en la posición de otras articulaciones y segmentos y , en
conjunto , en la postura corporal general. Si estas posiciones
prevalecen por mucho tiempo porque el individuo presenta músculos
débiles, deficiencias en la capacidad de extensibilidad de los tejidos
blandos (retracciones, excesiva laxitud capsular y ligamentosa,
hipomovilidad o sobrecarga articular las cuales, no permiten recuperar
con facilidad la adecuada alineación corporal), conducen a deficiencias
estructurales más graves. Una de ellas es el desgaste articular,
derivado del efecto acumulativo de daños microscópicos sobre las
superficies de soporte, de manera repetitiva y permanente a través de
tiempo. Esto produce limitaciones en la actividad y, en muchos casos,
restricciones en la participación del individuo.
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